sábado, 14 de mayo de 2011

MATRIMONIO ENTRE PERSONAS DEL MISMO SEXO




Leandro Carrizo: fue adoptado por una pareja de mujeres lesbianas y hoy vive como hijo de ellas porque su padre le pegaba y su madre prefirió abandonarlo.

"Las conocí a ellas en el 2007, estaban en un grupo de amigos míos y todos los líos de la última vez que me quedé sin hogar. Las iba a visitar y me dijeron que me vaya a vivir con ellas, que yo era el hijo, tenía que tener el papel de hermano mayor de las nenas, ser responsable, estudiar o trabajar", dijo el adolescente.

Ahora vive junto a sus madres, Marcela y Vanesa, pero no es el único integrante: "Ellas tienen dos hijas, una familia. Una de 4 años y una de 14, que son mis hermanitas... La más grande me decía 'hermanito' y yo a Marce le decía 'mamá'..."

Según sus palabras, su vida pasada fue "horrible, vivía con mis viejos. Mi papá le pegaba a mi mamá. Se separaron, mi papá me siguió pegando a mí. Mi mamá se borró".

"Me escapé y me fui a vivir a la casa de mi abuela. Viví con dos amigas, con una amiga un tiempo y después con otra amiga. Me fui a lo de mi tía, me fue a buscar mi papá y me volvió a pegar de nuevo y me escapé a lo de mi abuela. Todo esto desde los 15 a los 17", narró con seriedad y dolor. "Sólo cuando viví con mi abuela o mi tía estuve bárbaro", sentenció a Canal 26.

Esta feliz, por primera vez en su vida y niega las afirmaciones o pensamientos de muchas personas que ignoran o no quieren ver la realidad que vivimos todos los días: "Ahora ellas son mis mamás y sin un vínculo de sangre son personas que dan todo por mí. Me aman como a un hijo y yo las amo como a mis mamás. Mis hermanitas saben que tienen dos mamás Marce y Vane y a ellas le gustan los hombres. Porque tengan dos mamás no van a ser homosexual. Todos los hererosexuales dicen 'si son dos mamás van a ser homosexuales'. Mi hermanita tiene dos mamás y le gusta el chinito del supermercado".

**MATRIMONIO CATOLICO**

Por razones culturales, entre las comunidades hispanas los homosexualesson con frecuencia víctimas de rechazo, agresiones físicas, burlas y discriminación en el ámbito social, laboral e incluso dentro de las familias. Por eso los jóvenes hispanos que descubren tener orientaciones homosexuales experimenten su condición con un alto nivel de ansiedad que induce a muchos incluso al suicidio.

La Iglesia por eso recomienda que se haga una pastoral particularmente sensible a sus necesidades. Los homosexuales deben saber que la doctrina católica no considera a la persona homosexual como alguien malo, pecador ni perverso. La Iglesia rechaza la actividad sexual entre homosexuales pero no a las personas. Como lo dice el Catecismo de la Iglesia Católica, “Ellos no eligen su condición homosexual; esta constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará con ellos todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que puedan encontrar a causa de su condición.”, “Se les debe incluso permitir un papel activo en la comunidad cristiana.” (Véase, USCCB, To live in Christ Jesus, 54)

Pero también es claro, dice la Iglesia, que la ley divina y la natural enseñan que los actos homosexuales son contrarios a la castidad, intrínsecamente desordenados y cerrados al don de la vida; ellos no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual, por lo cual no pueden ser aceptados bajo ningún punto de vista.)

“La unión entre personas del mismo sexo contradice la naturaleza del matrimonio por las siguientes razones: no se basa en lacomplementariedad natural entre hombre y mujer; no puede cooperar con Dios en la procreación; y el propósito natural de la unión sexual no puede alcanzarse. Las uniones entre personas del mismo sexo no cumplen pues las condiciones de una unión conyugal, por lo cual no pueden igualarse a un matrimonio.”

Un verdadero “matrimonio supone que esposo y esposa se den totalmente el uno al otro en su masculinidad y feminidad. Ellos son iguales en cuanto seres humanos pero diferentes en cuanto hombre y mujer, completándose así el uno al otro desde sus diferencias naturales. Esta complementariedad tan singular es la que hace posible la unión que le da un sentido primordial al matrimonio.”